El puerto antiguo de Barcelona.

Poco o muy poco sabemos sobre el puerto Antiguo de Barcelona. Las evidencias son prácticamente arqueológicas y las fuentes escritas se refieren a simples descripciones griegas de Estrabón y Ptolomeo  y romanas, como la de Avieno, Pomponio Mela,   Plinio . Lo que sí es unánime es su ubicación. Esta es a poniente de la montaña de  Montjuïc, distante de la actual línea de costa, en lo que sería el entonces estuario del Llobregat hoy Can Tunis. Avieno en su Ora  Marítima  hace la breve descripción del litoral barcelonés de esta forma: Et Barcilonum amoena sedes ditum; Nam pendit illic tuta portus brachis, uverques semper dulcibus  bellus aquis[1] y el deleitoso emplazamiento de las ricas Barcilonas , pues allá un puerto despliega brazos seguros y la tierra está siempre irrigada por aguas dulces[2].  Siguiendo con las fuentes[3] Pomponio Mela en De Chorographia, Inde ad Tarraconem parva sunt oppida Blanda, Iluro, Baetulo, Barcino, Subur, Tolobi; parva flumina Baetulo; juxta Jovis montem Rubricatum in Barcinonis litore inter Subur et Tolobin, majus, que con las debidas reservas, debido a su puntuación, se puede traducir desde aquí a Tarragona se encuentran las pequeñas ciudades de Blanda (Blanes), Iluro (Mataró), Baetulio (Badalona), Barcino, Subur (Sitges?), Tolobi (Martorell?) los pequeños ríos Baetulio (Besós) junto al monte Júpiter (Montjuïc), Rubricatum (Llobregat) en el litoral  de Barcino, entre Subur y Tolobi, majus[4]. El texto es del siglo I d.C. y da a entender de la existencia de una pequeña ciudad, Barcino al otro lado de la montaña de Montjuïc, a poniente,  junto al río Llobregat. Ptolomeo en el siglo II d.C. señala  en la costa de los Laietanon (Laeetanorum) a Barkinon (Barcino) con las coordenadas 17º 15´- 41º, la desembocadura del Rubricati con 17º 30´- 41 y Baetulon 17º 50´- 41º, es decir, la misma latitud para los tres puntos y en lo tocante a longitud sitúa la desembocadura del Llobregat entre Bracino y Baetulon. Recordaremos que para Ptolomeo era meridional toda nuestra costa mediterránea. Este texto nos llevaría, guiados por las coordenadas, a situar Barcino muy a la izquierda, junto al río Llobregat. Si se trata de  de la ciudad del monte Taber, del núcleo de la actual Barcelona, habría de invertir las coordenadas de Barcino y de la desembocadura del Rubricati; con esta inversión estarían de acuerdo las longuitudes y latitudes citadas[5]. Un texto epigráfico descubierto en 1903, en la barriada de Casa Antúnez menta al duunviro quinquenal Caius Coelius, constructor de  muros, torres y puertas, c(aius) coelius atisi f(ilius) / ii vir quin(quennalis) mur(um) / turres portas / fac(iendas)      coer(avit), lo que hace suponer la construcción de algún tipo de fortificación para la defensa de un emplazamiento portuario. Esta cita nos permite ahora trabajar con las evidencias arqueológicas.

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 Los primeros pobladores del área de Barcelona fueron los íberos. Estos constituyeron las primeras comunidades estables y su costumbre era erigir poblados sobre colinas, abundantes en la zona y con alturas entre los cien y los trescientos metros, como son Monterols, Turó de la Rovira, Turó de la Peira, Putget y el más importante fue el que se estableció en Montjuïc[6].  Este último sería el de mayor importancia, dada su situación estratégica ya que dominaba ampliamente la zona y especialmente el delta del Llobregat. Járrega Domínguez en su trabajo El port romà de Barcino (Barcelona) i el praecfetus orae maritimae laeetanne. Un posible portus comercial indica que posiblemente dicho poblado sería la capital de Laietana y que es candidato a ostentar el nombre de Barkeno o Barcino que posteriormente adoptaron los romanos[7]. La zona era visitada ya por fenicios y griegos por lo que el comercio sería una de las actividades principales y el poblado el eje comercial de la zona donde llegarían excedentes agrícolas del rico hinterland de la zona.

Prueba de ello es el descubrimiento en 1928 a pie de  Montjuïc, en su zona meridional, en concreto en la calle Ferrocarrils Catalans, Pont de  l’Esparver, unos silos y en 1946 se inician los estudios que posteriormente seguirán en 1984, 1987 y 1990. El lugar se halla se halla a un kilómetro y medio  de la costa actual pero coincide con la hipotética línea de costa  de los siglos VI y II a. C. Los silos  están construidos con materiales cerámicos ibéricos y  con una capacidad de más de cien metros cúbicos. Los estudios[8] sobre los mismos indican que estaban destinados al almacenamiento de cereales para el comercio por vía marítima. Una idea de su capacidad es que permitirían el abastecimiento de grano para 245 personas durante un año.Otra evidencia arqueológica es la existencia de una cantera romana en la zona de Montjuïc, de nuevo en la zona meridional, de donde se extraía la denominada piedra  de Montjuïc, empleada para la construcción de monumentos. Járrega Domínguez[9] arguye que sería lógico que las piedras extraídas se embarcaban en lo que fue el antiguo puerto ibérico.

Otro argumento para creer que en la zona se ubicaba el puerto, es la toponimia con el término Port[10] pues en esa zona se erigió  la iglesia de Santa María del Port por el legado de Ermerganda, hija de Borrell I, conde Barcelona y que Joan Alemany[11] unos de los mejores estudiosos del puerto de Barcelona, indica que la iglesia de Santa María del Port, según descripciones, tenía en sus muros exteriores unas argollas que pudieron haberse empleado para el amarre  de embarcaciones, el Castell del Port, del que se tiene noticia ya en 1030 y abandonado en 1460, Estany[12] del Port[13].

Así pues estamos ante un puerto a poniente de Montjuïc y que se trataría de un buen refugio natural, pero analicemos las distintas variaciones de la costa para entender mejor su ubicación. Jaúregui,  Alemany y Novoa son los que de una forma más sencilla han descrito la evolución de la línea de costa de una forma muy sencilla.  La línea de costa ha sufrido importantes cambios de posición como consecuencia de tres tipos distintos de   fenómenos geológicos: primero, movimientos de elevación y descenso de la plataforma continental o movimientos eustásticos, segundo elevación y descenso del nivel del mar como consecuencia de las glaciaciones o deshielos y por último, ampliación o retroceso de la costa por la dinámica de los sedimentos. (…) Montjuïc habría sido una isla (emergida en el Terciario) que se unió a tierra firme  por medio de un gran tómbolo a finales de esta era. La costa del área de Barcelona formó entonces una amplia bahía , entre Montjuïc y Montgat,a una distancia  muy considerable de la situación en que se encuentra en la actualidad. Por último la costa avanzó  hacia el mar  en la última glaciación (Würm) y desde entonces sus cambios de posición se deben a la lenta elevación del nivel del mar y a los depósitos sedimentarios aportados  por los ríos y rieras de la zona y movidos y repartidos longitudinalmente en la costa por la dinámica litoral [14]. Esta dinámica litoral es quizá el de más importancia y en concreto a la aportación de sedimentos. Jaúregui hace una extensa pero muy didáctica explicación. Indica que los movimientos del mar producen sobre el litoral efectos de dos clases, corroen las costas y transportan materiales  sueltos de las orillas; los efectos de corrosión tienen la ayuda de diversas acciones atmosféricas y climáticas sí como de ciertos fenómenos geológicos en determinadas regiones marítimas; los de transporte vienen auxiliados, a veces por los vientos, las  mareas y las corrientes. Los materiales sueltos provienen de la corrosión y de los acarreados del interior por las corrientes fluviales de toda clase, desde el más caudaloso río hasta el más pequeño barranco. Todos ellos sufren bajo la acción del mar una trituración constante y son transportados a lo largo de la costa. Admitiremos por ser ello lo más probable, que el régimen de vientos,  mareas y corrientes a que está sometido hoy día este litoral es el mismo que ha imperado durante siglos.[15] Para ello muestra un croquis, que a pesar del tiempo transcurrido es uno de los mejores, e indica que para llegar a la orilla actual se ha tenido que cegar los entrantes  desde Garraf a Montgat cerrando cualquier abrigo natural.

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Memoria del Puerto de Barcelona, 1930-1935.

Croquis A

 

 

Examinado la costa en el dibujo se observa  que desde Montgat a las costas de Garraf sobresalía como un cabo el Montjuich, monte de unos 200 metros de elevación. Al S. de este saliente se aprecia que hubo una amplísima bahía  en la que han desembocado desde tiempos remotísimos el río Llobregat y numerosas rieras, y al N.E. otra más pequeña en la que desagua el río Besós (…) Los materiales sufren, en general, un doble transporte de N.E. a S.O. y de S.O. a N.E. (…) y que todo obstáculo natural o artificial que proyecte la costa modifica localmente este régimen con las consecuencias consiguientes. El transporte de N.E.a S.O. ha sido predominante en el gran seno que desagua el Besós, avanzando desde este rumbo las arenas (…) nada de particular tiene que cuando no había  obstáculos en la playa   las arenas tendiesen a rebasar el saliente de Montjuich y al rebasarle formasen lo que se llama una punta o flecha de arena. El paulatino aumento de materiales aportados por los ríos, riachuelos, barrancos, etc., de la costa (…) y el transporte en la misma  por las corriente y marejadas han ido acreciéndola, retirándose el mar poco a poco. Aplicando la teoría del relleno de bahías o ensenadas por estos aportes (…) podemos suponer (…) por ejemplo en los siglos V VI antes de J.C., una situación de la orilla del mar como la indicada en el croquis (…). Pudo formarse (…) una punta o flecha de arena, continuación  hacia el S.O. del saliente de Montjuich, dejando a su redoso una superficie de agua abrigada donde está hoy Santa María del Port y ruinas del Castell del Port (…) Con la formación solamente de esta punta, brazo o flecha de arena, hubo suficiente para  tener un abrigo marítimo.[16] Así se puede concluir que existió un abrigo natural a poniente de Montjuïc y consecuencia de las aportaciones materiales se iría cegando y secando hasta hacer imposible su empleo. Curiosamente  Pere Gil en Geografia de Catalunya[17]  publicado en 1598 o 1600 indica  en su capítulo 5, Dels Monts, Colls, Valls, y Plans de de Terra de Cathaluñya : Y dels ports de Mar principals que te lo mar de Cathaluña cita las calas son innumerables: (…) Mont Gat, Moll de Barcelona, Mont Juyc siendo el único autor que menta todavía Montjuïc como abrigo en la edad Moderna, cuando se considera que el abrigo natural dejó de ser practicable en los primeros años de la nuestra Era.

Bibliografía



[1] Ora Maritima. El poema fue escrito en el siglo IV d. C. pero se basa en textos anteriores posiblemente Vo Vi a. C.
[2] Texto completo traducido al español.  Ora Marítima.
[3] Seguímos la reseña efectuada por José María Jaúregui en el Capítulo I de la Memoria del Puerto de Barcelona, 1930-1935. Reseña histórica del Puerto de Barcelona y de los abrigos marítimos de la costa próxima. Páginas 11 a 56
[4] Majus  puede ser el rio Foix o el  Gaià. Debido a la diversidad de textos con distintas puntuaciones nos remitimos al artículo  Las costas de España en época romana de  Antonio Bláquez.
[5] José María Jaúregui. Memoria del Puerto de Barcelona, 1930-1935. Reseña histórica del Puerto de Barcelona y de los abrigos marítimos de la costa próxima. Páginas 11 a 56
[6] Los restos arqueológicos en la zona son mínimos debido a las obras realizadas en la zona durante años.
[7] El pragmatismo romano. Pocos pueblos  se adaptaban a la situación como ellos.
[8] El nucli ibéric de Montjuïc. Les sitges de Magoria o de port. ,Quaderns d’Arqueologia i Història de la Ciutat de Barcelona
[9] Jarrega Domínguez, R. El port romà de Barcino (Barcelona) i el praecfetus orae maritimae laeetanne. Un posible portus comercial
[10] Puerto en catalán.
[11] Ver bibliografía y enlace
[12] Estanque en catalán.
[13] Pequeño lago al pie de Montjuïc, fruto de un banco de arena que cerró un espacio marítimo, cauce de un rio, arroyo que hasta 1858 existió.
[14] Novoa y Alemany
[15] Jaúregui. Paginas 11 a 20
[16] Jaúregui. Paginas 11 a 20
[17] Pere Gil,  Geografia de Catalunya. Edición de la Societat Catalana de Geografia, Institut d’Estudis catalans, Barcelona, 2002

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